Salimos de Siem Reap a las diez de la mañana y llegamos a Kampong Chnnang a las siete de la tarde. Fue un viaje muy largo. Cogimos un autobús en Siem Reap que nos dejó en Battambang. Estuvimos allí media hora hasta que encontramos el autobús que iba a Kampong Chhnang.
Al planificar el viaje tenía claro que esta iba a ser una parada obligatoria, no nos podíamos perder ¡¡¡LOS PUEBLOS FLOTANTES DE KAMPONG CHNANG!!!
Por fin llegamos a la ciudad. En la parada del autobús, había un hombre con un tuk-tuk. Nos dijo que era de nuestro hostal y que nos llevaría él. Pensamos que había ido a buscarnos, pero al llegar al hostal nos dimos cuenta que él no sabía que nosotras ya teníamos hecha una reserva allí. ¡Él fue a esperar al autobús por si bajaba algún turista sin alojamiento reservado, llevarlo a su hostal. Sin embargo, las únicas turistas que bajamos del autobús fuimos nosotras, y casualidad ya teníamos ese hostal reservado. Después nos enteramos que era el dueño del hostal.
La verdad es que en Kampong Chhnang aún no se veían muchos hoteles, pero sí se veían muchos edificios en construcción. Cómo en muchos otros lugares de Camboya, aquí también pudimos observar que estaban construyendo muchos hoteles e infraestructuras para explotar esta zona.
Nos alojamos en el Garden Guesthouse. Estuvimos una sola noche, pero nos encontramos con un hostal muy acogedor y estuvimos muy a gusto. Según llegamos, nos instalamos y hablamos con el dueño del hostal para que durante el siguiente día nos llevase en su tuk-tuk a los sitios más interesantes de Kampong Chhnang y sobre todo… A LOS PUEBLOS FLOTANTES!!! Cuando estuve en Vietnam, una de las visitas que más ilusión me hacía era el mercado flotante en el Mekong, pero me llevé un disgusto al ver el “mercado flotante para turistas” que hay. Por esta razón tenía muchas ganas de visitar poblados flotantes auténticos, de verdad, donde la gente vive y vive durante generaciones.
Cenamos en el hostal y nos fuimos a descansar. El viaje de ese día había sido muy largo, y quedamos con el dueño del hostal a las ocho de la mañana, por lo que al siguiente día también tocaba madrugar.
A la mañana siguiente desayunamos en el hostal y nos fuimos en el tuk-tuk con el dueño del hostal. Este día fue muy especial, sobre todo porque pudimos disfrutar de la gente camboyana rural, sin masificaciones ni turistas ni lugares llenos de tours y autobuses.
Primero fuimos a visitar los alrededores de Kampong Chnnang. Los paisajes eran preciosos y la gente de los pueblos rurales que visitamos maravillosa. La mayoría de las familias de la zona viven de la cerámica. Hicimos un cuenco de cerámica cada una con una chica de uno de los poblados y fue muy especial y divertido.
Después de visitar diferentes pueblos, llegamos al río para coger una barca que nos llevaría al pueblo flotante. Al llegar a la orilla del río se acercaron muchas mujeres para ofrecer su balsa para llevarnos a los pueblos. A nosotras nos pidieron 30$ (10$ por persona). Nos pareció muy caro, de hecho el dueño del hostal nos cobró 10$ en total por 5 horas que estuvo con nosotras. Sin embargo, la chica de la barca estuvo con nosotras una hora y media. Pero la verdad es que nos pareció muy simpática y después de regatear un poco aceptamos ir con ella por 25$.
Los pueblos flotantes en los que estuvimos nos parecieron preciosos y la gente muy abierta y majísima. Subimos a la casa de una familia que estaba limpiando un montón de pescado. Pudimos disfrutar con ellos y con los niños en aquella casa como media hora y fue una experiencia maravillosa. Después de la decepcionante experiencia de Vietnam que os he comentado antes, esta experiencia fue una de las más especiales que vivimos en Camboya.